martes, 17 de enero de 2017

ANTONI GAUDÍ, ORGULLO CATALÁN

Existe un arquitecto que desarrolló en el mundo innumerables complejos los cuales, con el correr del tiempo, han adquirido múltiples interpretaciones convirtiéndose, tanto estas obras como la vida de su creador, en objeto de culto. No hablo de otro más que de Antoni Gaudí, quien revolucionó el arte arquitectónico al hacer lo que le dictaba su corazón, frase que no sólo acuñó, sino que es una máxima con la que muchos de nosotros nos hemos regido en varios de nuestros proyectos. Literalmente, el orgullo de Cataluña dijo: «Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor; segundo, la técnica».




Cataluña es popular en el mundo por dos cosas: el equipo de fútbol Barcelona y las construcciones únicas de Antoni Gaudí, y no es para menos, ya que siete de los trabajos de este famoso artista asentados en dicha ciudad han sido declarados como Patrimonio de la Humanidad por la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO por sus siglas en inglés, con traducción como Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura); la lista, según lo muestra la página oficial de esta organización es la siguiente: Parque Güell, Palacio Güell, Casa Milá, Casa Vicens, la obra de Gaudí en la fachada de la Natividad y la cripta de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell.

En todas ellas Gaudí encontraba una esencia personal para cada una, pues el sentido arquitectónico cambiaba de forma independiente en sus edificios conforme intentaba moldearlos siguiendo, o mejor dicho imitando, los patrones que veía en la naturaleza misma, siempre respetando lo más posible las leyes de esta insuperable maestra, por lo que no hacía bosquejos en papel, sino que se limitaba a plasmar en maquetas lo que su mente figuraba y aún éstas nunca fueron definitivas, pues siempre modificaba sus planes originales al avanzar en sus proyectos.

Por tanto podemos asegurar que la suya se trataba de una obra basada en la belleza del pensamiento espontáneo, y así su trabajo arquitectónico ha sido considerado por largo tiempo ―y posiblemente por muchos años más― como uno de los más inspirados, uno de los más eficaces y uno de los más sustentables ambientalmente hablando. No es de extrañar que Gaudí afirmara: «La originalidad consiste en volver al origen. De modo que es original aquel que, con sus medios, vuelve a la simplicidad de las primeras soluciones».

Por todo lo anterior no podemos negar que Gaudí, sin duda, fue un arquitecto que entendía a la perfección lo que representa la geometría y el volumen de un complejo al sacarle provecho a ambas cualidades para combinarlas, con su gran capacidad imaginativa, en proyectos que mayormente eran llevados a cabo sin necesidad de planos previos, hecho que lo hizo pasar a la historia como el máximo representante artístico catalán.


Abraham Cababie Daniel

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